lunes, 3 de octubre de 2011

Pasta y Motores en Bolonia

Bolonia y sus alrededores es honoríficamente mencionada en una de las guías de viaje que usamos como una capital culinaria, y así lo comprobamos. Con sólo caminar por algunas de sus calles los olores atraen y abren el apetito.

Luego de una frustrada búsqueda de Restaurante, y luego de descubrir que cierran más temprano de lo que esperábamos para almorzar, llegamos guiados por a la nariz a la Pizzería Altero donde una simpática y energética señora atiende un pequeño lugar de pizzas por trozo parar comer al paso. Ahí nos instalamos a comer trozos de Salsiccia, Funghi, Proscuitto Cotto, Pomodoro y Cioccolato (¡sí! ¡de chocolate!), nos llenamos hasta más no poder a un bajo precio,  acompañados de una cerveza, el incesante paso de clientes y la señora que se entretenía tratando de hacer decir los nombres de las pizzas a alguna norteamericano que nunca lo logró: “¡¡Salsiccia!!” le repetía la señora, él decía “hee, si” con la risa de todos incluido el involucrado. Excelente y divertido lugar.

Más tarde si logramos probar la salsa Boloñesa, que evidente se llama de otra manera en Bolonia, se llama Salsa de Ragú. Al siguiente día seguir comiendo pastas en Trattoria Aldina en la ciudad de Modena, un excelente y escondido lugar en un segundo piso frente al mercado de esta localidad.  También seguimos probando pizzas y ensaladas en Rimini en la costa.


Llama la atención la sinfonía de olores en la cocina Italiana, que por muy variados que sean no molestan. Se mezclan olores dulces de postres y cremas, con café y pastas, que de alguna extraña manera logra una combinación agradable. En general la comida es muy buena y abundante, y se nombra de maneras desconocidas y si se le llama igual, se prepara distinto a lo que uno acostumbra, lo que hace toda una aventura pedir algo del menú. Más de alguna vez nos sorprendimos con un plato que no era lo que esperábamos o suponíamos, pero valió la pena.

Pero como no sólo de pastas vive el hombre…. En los alrededores de Modena está Maranello y Sant'Agata, pequeños poblados rurales que albergan respectivamente las fabricas y  museos de Ferrari y Lamborghini, un sueño para todo quien guste de los motores. Así que tomamos el nuestro pequeño Fiat Panda recién arrendado y nos dedicamos a recorrer estas cunas de autos deportivos.

Primero que nada es agradable la combinación de estos pueblos tranquilo (sobre todos Sant'Agata que parecía casi desierto) con las fabricas de estos super autos, y emociona encontrase en sus calles con un Lamborghini que están probando con carroceria tapada, pasar en contra a un Ferrari o ver estacionados varios de estos modelitos como si fuera normal.

La líneas de producción lamentablemente no se pueden visitar sin haber concertado una cita previamente y una autorización especial para ello, sin embargo los muesos que están en las fabricas despiertan el niño que todo hombre lleva dentro.

El museo de Lamborghini es más austero, pero tiene varias piezas únicas que bien valen la visita. Junto a los nuevos modelos tiene algunos modelos desconocidos y el hasta ahora mítico modelo de Policía que realmente existe. Personalmente el ver de cerca un Countach - que era el auto de mis sueños cuando era niño – es invaluable.



El museo de Ferrari es de mayor producción escenográfica, tiene además de modelos clásico  y nuevos, algunos salones excelentes dedicados a los triunfales F1. Aunque fue muy bueno, lo mejor de todo fue que al lado del mueso hay un Test Car de Ferrari, donde puedes probar un modelo. La experiencia dura como 10 minutos y te acompaña un responsable del lugar que te cuenta un poco del auto y Ferrari en General, y se preocupa que no te pases de la emoción con el acelerador, sobre todo en zona urbana, todo queda registrado en una cámara HD montada atrás.

Quizás para algunas personas es normal ver o subirse a autos como estos, pero para la gran mayoría como yo es una experiencia única. Probé un Ferrari California, llevándolo suave por la ciudad y acelerándolo hasta el fondo en la carretera, no tengo palabras para describir la emoción de esos pocos segundo de 400HP exigidos al limites, pegado al asiento con el sonido del motor al máximo. Tuve la impresionante sensación de aceleraba mucho más de lo que podía imaginar y que no dejaba nunca de hacerlo con la misma fuerza, Andrea que iba en el asiento trasero  sintió que saldría volando del descapotado.



La tracción trasera con esa potencia explica el logo del potro, es una maquina que hay que aprender a manejar, aunque no hice curvas a alta velocidad se sentía como la punta del auto no va ir exactamente a donde quieres, y por tanto para maniobrarlo rápido hay que acostumbrarse un poco.

Definitivamente otro sueño cumplido.

Nota: El B&B en Bolonia fue Albergo Centrale. El lugar es sencillo, nada en especial pero buen relación de precio / calidad, con una excelente ubicación en el centro.

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