viernes, 3 de febrero de 2012

Viaje al pasado en Pompeya

Si Roma es la "Ciudad Eterna", Pompeya podría se la "Ciudad Sin Tiempo", me hubiera gustado más el seudónimos que le dieron a Roma, pero llegué tarde y ya está ocupado.

Congelada en el 79 DC, ésta ciudad que fue principalmente un núcleo comercial y vacacional es hoy es un museo interactivo del pasado,  un viaje en el tiempo.

Fuimos conduciendo desde Sorrento pensando en estar un par de horas y luego irnos a la playa en Positano o Amalfi, sin embargo el lugar nos atrapó y nos quedamos toda la tarde. Estacionamos casualmente medio desorientados en la salida por "Villa los Misterios" donde aprovechamos de comprar un libro con mapas e historia que fue de gran utilidad en vez de audio-guías, y quedamos perfectamente ubicados para que al salir agotados después de caminar más de 4 horas llegáramos directo al auto. 

Desde el comienzo por la "Vía Marina", la sensación de caminar por calles con un par de miles de año es única, pero la idea de que hay una ciudad completa es aun más atractiva. Así empezamos a recorrer, entrar por una calle y salir por otra, y siempre hay más. Centros cívicos, templos, casas y centro deportivos, avenidas y callejuelas, es interminable y el tamaño permite que un lugar tan turístico a nivel mundial la gente se distribuya a su antojo y puedas estar a ratos totalmente solo en este entorno. Puedes ir a los puntos principales, pero también puedes simplemente estar. 


Pompeya se ha intentado borrar varias veces de la historia y la memoria, por un terremoto en el 62, la erupción del Vesubio en el 79 y según se dice en 1550 por el puritanismo de Domenico Fontana quien luego de re-descubir el lugar lo habría ocultado por los eróticos hallazgos. 

Efectivamente cuando oficialmente es re-re-descubierto en 1748, junto con aparecer una ciudad de un desarrollado urbanismo y la impresionante indemnidad de muchos de sus edificios, aparece un lugar con un notable culto a lo sexual que se expresa en las pinturas publicas y sus prostíbulos, estos últimos evidencian en su estructura lo funcional del acto con pequeños dormitorios (casi cubículos) con camas de piedra que dan a un pasillo de paso. Así todo está articulado en lo justo y necesario para la ejecución rápida del explícito objetivo, muy diferente a los burdeles que uno imagina de la época colonial nacional donde todo una escenografía de fiestas y eufemismos sonaban al son de un piano. Se expresa de esta manera parte de la deshinibida cultura de Pomeya. 


Junto a la sensación de haber saltado 2000 años atrás al pasear por sus calles, es impresionante la conservación de varias de sus casas completas con sus mosaicos y pinturas en las paredes, donde yo estaría feliz de vivir aún en nuestros días.






Finalmente algo que impacta, es ver los cuerpos que gracias a la técnica de Guiseppe Fiorelli quien llenó de yeso los huecos dejados por la carne y huesos inmovilizados en las cenizas, es que hoy podemos ver la reconstrucción del los Pompeyanos al momento de la erupción, hasta el nivel de sus expresiones. Es conmovedor ver estas momificaciones, que han han traído en este salto temporal el sufrimiento de una catástrofe natural contando una historia frente a la vista de una manera pocas veces narrada. Junto a la impulsiva necesidad de tomas algunas fotos, luego la escena llama al silencio y el respecto.


Pomeya es un lugar para descubrir con calma y buenas zapatillas, para detenerse a vivirlo. Esta ciudad interminable para el turista y el arqueólogo sigue teniendo muchos secretos ocultos detrás de una esquina o enterrado bajo cenizas. Las obras de reflote están bastante detenidas ya que se ha vuelto casi imposible preservar todo lo que ya está desenterrado, lo que significa que seguirá guardando novedades para futuras generaciones. 

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